
El petróleo como combustible: ¿cómo ha evolucionado su mercado?
El petróleo es uno de los combustibles fósiles más utilizados. Este material es versátil, y de él se extraen infinidad de elementos como plásticos, gasolina o fertilizantes sintéticos, algunos de los cuales pueden ser usados, a su vez, como fuente para satisfacer nuestras demandas energéticas.
El petróleo es una fuente de energía no renovable y las reservas naturales pueden agotarse debido a la sobreexplotación. Asimismo, su extracción resulta más cara que otro tipo de fuentes renovables (energía eólica, fotovoltaica, etc.) y conlleva un gran riesgo ecológico y medioambiental.
Además, su precio está supeditado a la volatilidad de la economía global. Por eso, en época de crisis el déficit de producción de petróleo en los inventarios (barriles acumulados en épocas de superávit) se transforma en precios al alza que condicionan la inversión y el gasto energético a nivel mundial: cuánto más caro es el petróleo, más caros son sus derivados y muchas de nuestras actividades cotidianas, tanto domésticas como industriales.
Por otra parte, la extracción y los procesos para el tratamiento, transporte, almacenamiento y uso del petróleo con fines energéticos se relacionan con la lluvia ácida, el calentamiento global o la contaminación como consecuencia de la gran cantidad de CO₂ que se emite a la atmósfera al quemar los combustibles fósiles.
¿Qué es el petróleo y cómo se extrae?
El petróleo nace de la descomposición, a lo largo del tiempo, de materia orgánica, residuos vegetales y animales marinos, entre otros.
Esta sustancia es inflamable, se presenta en estado físico oleoso y tiene menor densidad que el agua. Su composición química es la combinación de moléculas de carbono e hidrógeno (hidrocarburos).
Para obtener petróleo, es necesario perforar el suelo y armar un pozo para extraerlo de las capas subterráneas del suelo. Este proceso es complejo, y depende del tipo de suelo o de la profundidad a la que se encuentre la bolsa de crudo, entre otros aspectos.
Hasta hace unas décadas, únicamente se extraía alrededor un 10% del petróleo disponible en los pozos, dejando el resto en el subsuelo. Sin embargo, hoy en día contamos con tecnología para extraer alrededor del 60 % del crudo disponible.
En este sentido, hay tres tipos de extracción de petróleo:
- Extracción primaria. Se utilizan bombas para extraer el petróleo a la superficie.
- Extracción secundaria. El agua que se extrae junto con el petróleo durante la extracción primaria se inyecta nuevamente en el pozo para impulsar al petróleo hacia el exterior, aumentando la cantidad extraída un 10%.
- Extracción aumentada. Algunas técnicas actuales optimizan hasta un 60% la obtención de petróleo. Destacan la extracción termal (se inyecta vapor de agua en el pozo), la inyección de gas (en los pozos marítimos, se inyecta gas natural en la bolsa, por debajo del crudo, provocando que el gas, en su expansión, empuje el petróleo hacia la superficie) o la extracción química. Después, el petróleo se separa de las partículas de agua y gas natural, y se refina para conseguir los distintos combustibles y aceites minerales derivados, entre ellos la gasolina, la parafina, el gas natural, el gas licuado, productos de asfalto, nafta petroquímica, el queroseno, disolventes, aceites combustibles y lubricantes, diesel y combustible para aviones.
¿Puede agotarse el petróleo? ¿Cuál es la situación actual de este combustible?
Aunque todo indica que este material, por ser un combustible fósil y no renovable, es un bien finito, no tiene por qué agotarse.
Es más, cada vez cobran fuerza los argumentos que aseguran que el «oro negro» nunca se agotará porque los seres humanos usamos otras fuentes de energía renovables, lo que nos dirige hacia un mundo en el que primará la convivencia entre energías renovables y combustibles fósiles.
Esta «diversificación energética», junto con la optimización de los procesos de extracción, hace prever que las reservas ya localizadas de crudo seguirán creciendo y no llegarán a agotarse totalmente.
Aun así, el petróleo sigue siendo uno de los combustibles más demandados a nivel mundial. Por este motivo, cuando los precios del petróleo se disparan, las petroleras incrementan su inversión en exploración y en tecnología con el objetivo de encontrar y extraer petróleo de forma más eficiente.
Se estima que un 79,4% de las reservas totales de petróleo en el mundo se encuentran en países miembros de la OPEP, de las cuales un 64,5% se concentra en la región del Medio Oriente. Los Estados Unidos, Rusia, Irán, Arabia Saudita, Venezuela, Kuwait, Libia, Irak, Nigeria, Canadá, Kazajstán, China y los Emiratos Árabes Unidos son considerados los productores mundiales más importantes en la actualidad.
Respecto a los métodos de producción, en años más recientes los avances tecnológicos han facilitado la producción de petróleo de esquisto estadounidense a través de la fracturación hidráulica (fracking), lo que ha supuesto un auténtico maremágnum en este mercado.
Además, 2020, con sus circunstancias excepcionales, ha provocado una drástica caída de la demanda de petróleo debido al paro de actividades económicas y a las medidas de confinamiento tomadas por países de todo el mundo.
Aunque la demanda de esta combustible parece aumentar, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) señala que las necesidades globales de petróleo este año serán más bajas, una tendencia que puede generalizarse de cara al futuro.

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