Energias fósiles

Energías fósiles: ¿cuáles existen?

La energía fósil procede de biomasa obtenida hace millones de años que ha sufrido diferentes procesos de transformación hasta la convertirse en sustancias de gran contenido energético.

Básicamente, esto quiere decir que la energía fósil se obtiene a través de la combustión de restos vegetales y otros organismos vivos que han ido descomponiéndose con los años y acumulándose en el subsuelo terrestre.

Algunos ejemplos de energías fósiles son el carbón, el petróleo o el gas natural. Los tres han sido claves para el desarrollo económico e industrial, pues su capacidad energética es elevada con un coste mínimo.

Las energías fósiles utilizan combustibles limitados. Por lo tanto, se trata de energías no renovables.

Además, debido a su naturaleza, algunos de los procesos de extracción y tratamiento de los combustibles fósiles para la obtención de energía son altamente contaminantes y generan gases que fomentan el efecto invernadero y dañan la capa de ozono, lo que hace que su uso se haya limitado en los últimos años por el impacto medioambiental que generan.

Tipos de combustibles fósiles

Los principales combustibles fósiles utilizados para la producción de energía son:

Carbón

El carbón mineral fue el primer combustible fósil en ser utilizado en la industria, siendo clave en la revolución industrial.

El carbón se forma por la descomposición de materia vegetal que, debido a la presión y la temperatura de las capas subterráneas de la tierra, se transforma en una sustancia sólida.

El carbón se encuentra en grandes yacimientos en el suelo y para extraerlo se construyen minas de explotación.

Petróleo

El petróleo se genera por los restos que quedan depositados en el fondo del mar y que, con el paso de los años, son cubiertos por diversas capas de material sedimentario e incluso formaciones rocosas. Está compuesto principalmente por una mezcla de hidrocarburos y otras impurezas en fase líquida, como materia orgánica y residuos.

El petróleo presenta una textura líquida oleosa, es inflamable y tiene menor densidad que el agua. Puesto que las bolsas de petróleo «en crudo» se encuentran en las capas subterráneas de la tierra o en cuencas submarinas a miles de metros de profundidad, para extraerlo es necesario construir grandes pozos.

Una de las ventajas del petróleo como combustible es que de él pueden obtenerse diferentes subproductos que son, a su vez, otras fuentes de energía fósiles como la gasolina, el gasóleo y algunos gases como el propano y el butano.

Gas natural

El gas natural es una de las energías fósiles de nueva generación, su uso doméstico e industrial es relativamente el más extendido.

Versátil, más limpio y más puro que otros combustibles fósiles, el gas natural está compuesto en un porcentaje muy elevado por gas metano, y se corresponde a la parte más ligera de los hidrocarburos.

El gas natural se extrae directamente de los yacimientos petrolíferos, de carbón o de yacimientos independientes. En ocasiones, aparece mezclado con otras sustancias como el petróleo, mientras que otras veces se encuentra en un estado libre (es decir, en yacimientos que únicamente contienen gas natural).

Una vez extraído, el gas natural no requiere procesos de transformación química para su suministro.

Arenas alquitranadas y esquistos bituminosos

La Lutita bituminosa (también conocida como esquisto bituminoso) es el término general que se utiliza para definir a un grupo de rocas con suficiente abundancia de material orgánico (querógeno) para producir petróleo a través de destilación.

Cuando este material aparece como una mezcla de arcilla, arena, agua y bitumen, hablamos de arenas bituminosas, arenas de petróleo, arenas petrolíferas o arenas aceiteras, de las cuales también se obtienen subproductos del petróleo.

Sobre el uso actual de los combustibles fósiles para producir energía

Las principales ventajas de los combustibles fósiles para la producción de energía son:

  • Abundancia en los yacimientos. Aunque existe riesgo de agotamiento, gracias al uso de las energías renovables las reservas de los combustibles fósiles se mantienen.
  • Accesibilidad. La extracción de fósiles como el petróleo o el gas natural es relativamente fácil y está muy optimizada, lo que reduce el gasto económico de las explotaciones.
  • Proporcionan gran cantidad de energía a un precio relativamente bajo.
  • Su transporte y almacenamiento es barato y fácil.

Los combustibles fósiles llevan siglos siendo usados como fuente de energía. Sin embargo, los procesos de combustión, extracción, elaboración y transporte tienen consecuencias directas en el efecto invernadero, y se calcula que el 80% de las emisiones de dióxido de carbono a nivel global provienen del uso de combustibles fósiles.

Además, la contaminación también afecta a la salud de las personas, otro motivo para limitar el uso de combustibles fósiles y apostar, en su lugar, por las energías renovables.

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